La necesidad de rebajar la crispación política ha llegado al Parlamento de Navarra, donde los partidos asumen que es necesario contener o al menos modular el tono del debate. Todos coinciden en el diagnóstico, pero la autocrítica es limitada y la receta vuelve a ser el reproche mutuo. La culpa siempre es de los demás y el propósito de enmienda, escaso.

El planteamiento llega de la mano de la presidenta del Gobierno, María Chivite, que ha importado a Navarra el marco de regeneración política planteado por Pedro Sánchez tras su periodo de reflexión personal de cinco días. La secretaria general del PSN envió la semana pasada al presidente del Parlamento una carta en la que emplaza al Legislativo a “trabajar conjuntamente y avanzar en el fortalecimiento democrático e institucional”. Está previsto que ambos se reúnan la próxima semana en el Parlamento.

No hay más propuesta por ahora, así que cada partido se siente interpelado a su manera. De un lado está la derecha, que considera que el clima de enfrentamiento político no es tan grave como trata de exponer la presidenta, a quien acusa de un cálculo electoral partidista para mostrar a los socialistas como valedores de la política limpia ahora que llega un nuevo periodo electoral. Y a quien reprochan además querer evitar la crítica política que legítimamente corresponde a la oposición.

En esa línea apunta UPN, que argumenta que el clima político en Navara es “razonable”, comparado al menos con el que se respira en Madrid. “Yo no veo esa crispación que quieren hacer ver”, señala el todavía portavoz de UPN, Javier Esparza, que cree que “lo primero” debería ser que la propia María Chivite “baje el tono”. “Debe reflexionar sobre ella misma y la actitud que está teniendo. Sobre qué actitud tienen los portavoces del PSN y sobre cómo nos responde cuando tenemos plenos de control al Gobierno”, reclama el expresidente regionalista. 

Con similares argumentos se expresa el PP, que asume que “todos” pueden hacerlo “mejor”, pero que considera que los socialistas son “los primeros que tienen que dar ejemplo”. Maribel García Malo acusa además al PSN de tratar de equiparar “crispación con discrepancia”.

Enfado del PSN

Para los socialistas en cambio la situación es grave porque se han traspasado ya muchas líneas rojas. Se ha tratado de asaltar el Parlamento, se ha insultado a la presidenta y se ha golpeado su coche. Todo “con la complicidad de UPN”, que ha incluido en su nueva ejecutiva a uno de los protagonistas de las protestas de los agricultores y al abogado que defiende a los miembros investigados de este colectivo.

Los socialistas ven por ello necesario “parar, reflexionar y poner medidas, para que se rebaje el tono, para que se hable desde la verdad y para que se haga política limpia”. Pero avisan. Ellos no lo van a hacer si la derecha no lo hace. “Mientras nos pegan no vamos a callarnos, mientras nos insultan no vamos a mirar para otro lado”, defiende Ramón Alzórriz.

Así que el debate por ahora queda ahí. En el cruce de reproches sin responsabilidades ni medidas concretas. Y es precisamente a esto último a donde apuntan los socios del Gobierno del PSN. EH Bildu, Geroa Bai y Contigo-Zurekin comparten con los socialistas la necesidad de dar un cambio al debate político y, especialmente, afrontar la regeneración democrática. Pero para eso, señalan, son necesarias reformas que por ahora no se han planteado.

Los socios del PSN piden medidas

Al discurso del PSOE le falta concreción, señalan los socios del Gobierno de Navarra, que ven insuficiente la denuncia política que hacen los socialistas. Si hay lawfare y es necesaria una regeneración democrática, también hay que plantear propuestas. Tanto EH Bildu como Geroa Bai recuerdan que la denuncia que hace ahora Pedro Sánchez no es nueva pero que requiere medidas para hacerla creíble. “Es gratificante que algunos por primera vez hablen de déficits democráticos en el Estado y que se empiece a hablar de lawfare”, defiende Laura Aznal, que considera que “es hora de adoptar medidas concretas”. “Hay un enorme potencial para avanzar en democratización”, señala la portavoz de EH Bildu, que pone la Ley de Secretos Oficiales o la Ley Mordaza como poibles reformas que se podrían acometer.

A la Ley de Secretos Oficiales apunta también Geroa Bai, que ha presentado una iniciativa en el Parlamento para que la consejera Ana Ollo explique qué casos se podría aclara si se hicieran públicos los documentos clasificados.

Su portavoz, Pablo Azcona, recuerda además que la desinformación y la crispación política no es nueva, y que ya se vivió en Navarra durante el Gobierno de Uxue Barkos.

“El apocalipsis que se nos vendió en 2015 por parte de varios partidos políticos en Navarra y también de algunos medios de comunicación nunca llegó”, defiende Azcona, que queda “a la espera” de la reunión que la próxima semana mantendrán María Chivite y Unai Hualde para valorar posibles iniciativas.